Ojalá y todos nos amásemos así



1 Samuel 18: 1-5: Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo.
Y Saúl le tomó aquel día, y no le dejó volver a casa de su padre. E hicieron pacto Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo. Y Jonatán se quitó el manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco y su talabarte. Y salía David a dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba prudentemente. Y lo puso Saúl sobre gente de guerra, y era acepto a los ojos de todo el pueblo, y a los ojos de los siervos de Saúl.


A veces vemos como suele reinar las diviciones y contiendas en la Iglesia. Muchas veces, suelen suceder por tonterías y otros caso un poco más graves. Algunos tirán para un grupo, otros prefieren estar con otros, sin demostrar lo que es realmente el amor de Cristo. Si leemos la historia entre David y Jonatán, vemos una historia de amistad muy hermosa. A veces hace a uno ahnelar, que todos en la iglesia nos amásemos de esta manera, porque este es el amor perfecto que Dios quiere en nosotros. El que tiene verdaderamente el amor de Cristo, no hace divisiones y su amor no depende de las circunstancias. ¡Por tanto aprendámonos a amarnos los unos a los otros tal como David y Jonatán aprendieron a amarse! Dice la Biblia que se amaron como a sí mismo.

¡No estuvo más triste!




1Samuel 1:18 Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.


Que lindo, cuando nos vamos delante de la presencia de Jehová, y allí delante de él pondemos nuestras cargas. Luego de que ella se levantó, no estuvo más triste, porque gracias a que fue una mujer piadosa y que amaba a Dios y le era fiel, así mismo fue Dios fiel, en darle la paz en medio de la tormeta que le promete a los suyos. Porque Dios enjuga todas nuestras lágrimas, así como enjugó las de Ana.

La voluntad de Dios Vs los deseos de nuestro corazón



1Sa 15:15 Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos.

Saúl en 1 Samuel le fue dado una orden de destruir a todos los Amalecitas sin dejar nada vivo. Más él no uso completamente la voluntad de Dios, sino que hizo lo que él le parecía mejor.

Es tan real este pensamiento... con buenas intenciones nadie llega al cielo. Con buenas intenciones nadie agrada a Dios. Lo que tú hagas quizas lo hagas de corazón, más no necesariamente le tiene que agradar a Dios. Lo que hagamos debe estar fundamentado en sus principios, su palabra y su voluntad. Poner el corazón en lo que hacemos, no siempre es suficiente, es por eso. ¡No te tires sin antes pedir dirección! Aunque lo hagas de corazón, pregúntale a Dios si es lo que el queire. En este caso, Dios no quería el sacrificio de esas ovejas. POr eso, fue desechado del Reino. ¡Así que cuidado con tus intenciones, por más buenas que sean!

No habrá porque llorar


Apocalipsis 21:4

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron

Cuántas veces habrás pensado en soltar los guantes y no seguir este camino difícil. Piensa. ¿Qué hay de bueno fuera del camino del Señor? Fuera de Dios te espera una vida de placeres, diversión, pero detrás de todo eso, hay muerte, sufrimiento inconsolable. Aunque los caminos del Señor no son nada fáciles y nos espera también sufrimiento, es importante recordar que detrás de ese sufrimiento hay una esperanza. En medio del dolor el Señor es nuestra esperanza. Recuerda que nuestra redención se acerca, quizás hoy llores, pero mañana, mañana no habrá más llanto. Tu trabajo en el Señor no será en vano. No espera algo mejor. Olvida lo que este mundo nos puede ofrecer, porque estas cosas pasan, mas la palabra de Dios nunca pasa. La esperanza del hombre está en Dios, que cuando está triste, viene el Espíritu de Dios y toca su alma.

La humillación




Daniel 10:12


Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido.


La clave de acercarse a Dios es la humillación. Sino nos humillamos ante Dios el no nos escuchará. Dios no escucha a un corazón lleno de soberbia. Es al humilde a quien el Señor dispone sus oídos para cualquier petición. El Señor se agrada de aquellos que no piensan que ellos son los únicos que tienen la razón, sino que se disponen a escuchar y a retracatarse si han cometido un error. Él escucha las palabras de aquellos que van a su presencia en humillación, creyendo que sin el Señor nada son. La humillación es la llave para poder llegar ante la presencia de Dios y la oración el medio de llegada.

La compasión de Dios



Oseas 11:8


¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión.

Ya conocemos la historia del pueblo de Dios la cual está escrita en las Sagradas Escrituras. El pueblo entró en la idolatría y Dios manifestó su irá hacia ello. ¿Era eso lo que Dios quería para ellos? A través de este versículo podemos ver que Dios no quería destruir a Israel. El castigó a las otras dos naciones que menciona por su pecado, pero el no quería hacer lo mismo con su pueblo. Su pueblo había pecado y Dios se dolía de tener que castigarlo. Dios es juez es justo pero en ningún momento quiero un castigo sobre nosotros. El Señor se duele al tener que castigarnos, él no quiere tener que amonestarnos. Dios nos ama como a nada en el mundo, jamás quiso que tú pasaras por esa situación. Jamás deseó que tu sufrieras, pero todo esto nos pasa por las consecuencias de nuestros propios pecados. Dios jamás puede dejar pasar en alto nuestra maldad, a causa de su justicia, pero tampoco su mayor deseo es castigarno. El propósito de Dios es que entre Él y el hombre halla completa paz.

Valioso amor



Cantar de los cantares 8:7


Las muchas aguas no podrán apagar el amor,
Ni lo ahogarán los ríos.
Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor,
De cierto lo menospreciarían.

Sabemos que en este libro, la pareja represeta a Cristo y la novia que es la Iglesia. Podemos ver aquí en este libro el gran amor que tiene Cristo por nosotros. Nos ha amado tanto que entregó su vida para poder tener salvación. El amor de Cristo por nosotros es tan y tan profundo, que dicen en cantares que las muchas aguas no lo pueden apagar. Ese amor debe ser recíproco y de esa manera debemos amar a nuestro salvador. Aquel quien cambiara el amor de Cristo por este mundo o por cualquier otra cosa, merece desprecio total. No hay nada en este mundo que pueda superar el amor de Cristo por nosotros. ¡El merece lo mejor de nuestras vidas!

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